En octubre se cumplió un año de la experiencia de teletrabajo, eso de vivir acá y trabajar para allá. Durante unos meses fue una experiencia compartida con una jornada de ocho horas, pero desde febrero/marzo fue la actividad principal.
Algunas de las conclusiones que saco luego de este tiempo son,
Primero, se puede, es posible, dada la infraestructura colaborativa adecuada, repositorio svn, tickets, servidores, skype, y por supuesto niveles razonables de conectividad para todos los involucrados. Cada vez más es la conectividad algo básico, como la luz, o el agua.
Segundo, fijar horarios es fundamental, y armarse una rutina ayuda mucho. Tanto en lo personal como en las interacciones, es bueno "educar/acostumbrar" al resto de los miembros del equipo sobre los momentos en los que uno puede ser contactado. Es dificil manejar la frontera entre el trabajo y el no trabajo, dado que todo tiene lugar en el mismo espacio físico.
Lo interesante de esto es que la rutina puede apartarse de la norma de 9 a 5. Esto me ha permitido entre otras cosas, hacer un corte de verdad al mediodía, tipicamente de 3 horas, hacer deporte, almorzar con amigos, visitar familia, ver peliculas, leer, siesta, etc. Esto ha sido de las cosas más gloriosas de este período.
Tercero, hay que generar cierto nivel de comodidad con grados altos de incertidumbre. Esto pasa por aspectos como la seguridad de uno, tener fé de que las cosas van a salir bien en la adversidad, y por supuesto manejar contingencias. Lo bueno es que esta profesión (muy generosa :) está llena de oportunidades y contingencias, lo cual hace viable todos estos experimentos.
En todo este proceso cayeron por tierra algunos mitos, por lo menos en mi caso, primero el del tipo sin horarios que trabaja hasta altas horas de la madrugada, y se levanta al mediodía. Casi que todo lo contrario, durante varios meses comenzaba la jornada a las 6 para compensar la diferencia de usos horarios.
Segundo eso de que si no hay nadie controlando el trabajo no se hace. Creo que la sorpresa fue lo opuesto, y el desafío se transformó en como ponerle un freno al trabajo y evitar pasarse de rosca y trabajar lo que fuera necesario buscando complacer al "cliente" (maldito workaholic).
Dentro de las cosas más dificiles en este periodo para mi han sido,
Subcontratar gente, coordinar y dirigir de forma remota. Creo que el mayor problema eran mis expectativas. Por algún motivo yo esperaba que la gente le iba a poner la misma dedicación/ganas que uno le pone, no siempre es así, y más si no se trabaja codo a codo.
Lo solitario de la experiencia. Al final, una vez pasada la novelería se transformó en algo por momentos solitario y monotono (aunque cuando llega el giro compensa :). Nada grave, pero uno espera más de la vida.
Creo que para explotar de verdad las ventajas de este modelo una alternativa es comenzar a viajar y recorrer el mundo trabajando part time, y con el resto del tiempo..."travel the world, meet interesting people and blog them". Pero para eso tiene que acompañar el contexto, pareja, etc.
Otra forma, quizás más convencional, es hacerlo crecer, convertirlo en una experiencia de grupo, encontrar gente con intereses similares, construir algo. Esta es la vía que estoy recorriendo ahora, y desde la semana pasada que he vuelto a trabajar en un espacio de oficina, pero ahora desde el otro lado del mostrador.
Ahora resta entender si se puede tener lo mejor de los dos mundos :)