Una vez descargada la abro y veo tres pokemons en el mapa correspondiente a mi manzana en Montevideo. Antes de darme cuenta estaba saliendo casi que en pijama a la esquina, a riesgo de quedar como un pelotudo con los vecinos, para capturar mi primer pokemon en la mitad de la calle. De los tres que aparecieron elegí ese porque los otros dos básicamente estaban en el fondo de la casa de mis vecinos según el mapa.
Y ahí lo ví parado en la mitad de la calle, un Pokemon en Malvin...
Luego de varios intentos (tiene cierto jeito) logré meter el bicho, Charmander, en la pokebola.
Para mi desencanto la diversión terminó ahí, luego la experiencia con la aplicación fue barranca abajo, ya que por el momento no queda mucho más que hacer en Uruguay. El mapa está completamente desierto. La aplicación no sugiere nada cuando uno hace la consulta de cercanías.
Luego de averiguar un poco confirmé que Pokemon Go todavía no ha sido liberada en Uruguay, y por lo tanto no hay nada que hacer. De hecho esta es la realidad en la mayor parte del mundo. Únicamente se encuentra disponible en Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos (Pokemon no nace en Japón?)
Que yo recuerde es la primera vez que tengo una experiencia de interacción con algún tipo de realidad aumentada que me forzó a moverme. Le reconozco el mérito de por un segundo hacerme sentir como un niño dejandome ver en el entorno cotidiano algo de magia. Quizás en eso resida su éxito.
La realidad aumentada está literalmente a la vuelta de la esquina.
