Estoy en el lobby del Marriot Beach Resort de Grand Cayman, a media hora se salir para el aeropuerto para emprender el retorno al paisito, luego de lo que ha sido una semana bien bizarra e intensa. Mi misión era simple (que no es lo mismo que sencilla), instalar un sistema, ponerlo a andar, con instrucciones explícitas de mi jefe de resistir toda tentación de saltar de cualquier acantilado que me cruzara.
Según el cliente, un personaje, un británico que vivió la mayor parte de su vida en Bahamas, y que acaba de llegar de dos semanas en una carrera de barcos, no se puede navegar sobrio, y las habilidades necesarias para comandar un barco mejoran mucho con la ingesta de ron. Para él, todo el tema de las carreras de barcos, no son más que una excusa organizada para que mucha gente se mantenga en un pedo continuo por semanas (drinking with a purpose). La misma persona, sostiene que en su departamento no acepta a nadie que no tome alcohol. Estos comentarios son los que marcarían el tono de la semana, en particular a partir de la llegada a Cayman el miércoles.
Salimos a cenar y tomar, el miércoles primer día en Cayman. Esa misma noche tiene lugar uno de los episodios más bizarros de la semana. Tengo como una pesadilla que involucra flashes de convulsiones, y rojo, mucho rojo. Raro, no? Bien, me despierto hecho mierda, con la madre de las resacas, para comprobar que la cama king size del hotel estaba inundada de cantidades industriales de vomito rojo, de vino tinto argentino que mi organismo se negó a procesar, acompañadas por el arroz del risotto con gambas. Esto acompañado de toda la culpa del mundo, y como un impulso de dejar una nota que diga PERDON, para quien fuera que tenga que limpiar ese desastre no contrate un sicario.
Jueves de noche, cena en restorán japonés, muy fino, demasiado. Fino al punto que no entiendo un carajo las opciones de la carta porque están todas en japonés, con explicaciones de ingredientes sofisticados en un inglés que escapa mi vocabulario de frutos del mar (fish). Pedí salmón. Salmon entiendo. Saliendo de la madre de las resacas, mi motricidad para manejar los palitos esos del orto para comer un bife de salmón del tamaño de Tacuarembó es patético al punto que una de la oficina me humilla preguntando…que cosas SI sabes comer de donde venís vos?
A diferencia de Jamaica donde son todos negros, acá hay mucha más presencia de blancos, y por lo tanto la cuestión racial es más visible. A lo largo de la semana escuche comentarios como: fulanita es mi amiga, no es blanca, pero es buena gente (plop). En Bahamas los blancos viven en complejos de barrios privados, defendidos como el fuerte Knox. Todos han sido robados a punta de arma, según dicen no es habitual que maten a nadie, lo normal es solo que roben la casa, y violen a la mujer. De hecho conocí a alguien que tenía una amiga en sudafrica que le habían entrado a la casa amordazado al marido y violado por los cuatro miembros de la banda mientras el miraba (el famoso gang raping).
En síntesis, Bahamas, y Cayman son lugares donde importan las pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña cuatro por cuatro, un pequeño campo de golf, una pequeña mansión con playa privada. De todas formas, al fin del día tienen más o menos los mismos problemas que uno, como hago para conseguir un préstamo para comprar una casa. Solo que uno necesita un préstamo entre 50 y 100, ellos, entre uno y dos millones de dólares.